domingo, 22 de abril de 2012

Mi hija es el proyecto más importante

A punto de estrenar "El último Elvis", se presentó ayer en el Bafici, y de ser madre de Margarita, fruto de su amor con Adrián Suar; se va a tomar todo 2012 para disfrutar de su maternidad y aprovecha estas páginas para dejarle un mensaje a su hija antes de conocerla

El 26 de abril se estrena la película "El último Elvis", en la que participás. ¿Cómo fue esa experiencia?
¡Hermosa! Una gran experiencia de debut cinematográfico. Estoy feliz de haber elegido esta película para empezar. Siempre por una cosa o por otra, no había incursionado: porque no me gustaba mucho el proyecto, o porque no tenía tiempo por la tele o por el teatro como para aceptar algunos trabajos de cine, porque hay que estar prácticamente libre para hacerlo. Y finalmente siento que el destino hizo que ésta sea mi primera película, porque es hermosa. Me gusta mucho como espectadora y hago un personaje con un desafío grande, muy diferente a todo lo que había hecho. Tuve que hacer una transformación estética importante, afearme y ponerme más oscura, así que estuvo buenísimo eso para mí. Yo ya vi la película un par de veces y tardé en reconocerme, me cuesta. Y eso es muy interesante, está bueno.

¿Qué te atrajo del personaje?
En parte esto de tener que investigar otro color de actuación, que no es el que me toca hacer por lo general. Es un color muy apagado y entonces es muy interesante investigar cómo actuar esa oscuridad sin apagar lo actoral, pudiendo actuar bien igual, pero logrando que el personaje esté opaco.

¿Te llevó mucho tiempo de preparación lograrlo?
Me llevó un tiempo. Son pocas escenas, pero tenía que contar muy claramente una situación y aportar muy prolijamente al cuento total de la película. Me llevó trabajo y sobre todo me llevó un trabajo largo decidir cada cuestión estética, pero Armando (Bo) lo tenía muy claro. No tenía dudas de cómo tenía que ser.

¿Aportaste tus ideas en cuanto a la estética de tu personaje?
No. La verdad es que no. Armando, antes de que empezáramos, me dijo que yo iba a tener que parecer más vieja, más fea, menos luminosa y me preguntó si estaba dispuesta a después verme horrible en la pantalla y le dije que sí, porque además él tenía todo muy claro. Cada suéter, cada maquillaje, cada detalle lo tenía en su cabeza, por lo que para mí fue fácil y me entregué.

¿Te pesó a vos que tu primera experiencia en cine fuera así y con él, que viene de una familia icónica del séptimo arte?
No. Me gustó, porque él tiene mi misma edad, pero a mí todo el tiempo me parecía que él era más grande, porque tenía tan claro lo que quería hacer y, además, el proyecto tiene tantos años en su vida, que era muy relajado trabajar con Armando. Es muy cálido y tenía muy claro lo que quería hacer, a pesar de que es su primera película. Es un director de publicidad muy reconocido y, claro, lo lleva en la sangre. Es un artista que tiene mucha personalidad y cuando ves la película, te das cuenta de eso. Es una peli que no se parece a otra, que realmente lo refleja a él como artista y eso está bueno.

¿Te toca en alguna fibra íntima el hecho que la película gire alrededor de Elvis Presley de alguna manera?
En realidad, en la película mi personaje no se toca en nada con la vida de Elvis Presley, porque justamente el mío es el personaje más real, más a tierra de toda la peli. Entonces para ella no hay Elvis, no hay nada. El protagonista se llama Carlos Gutiérrez y es un imitador de Elvis; mi personaje tuvo una hija con él y odia haberlo conocido, no lo soporta, le parece un looser que no sirve para nada. Lo de Elvis le parece una pavada. Ella, de hecho, lo llama Carlos y él le pide que lo llame Elvis. Sí me gusta mucho como espectadora que tenga ese color, que estén las canciones. No soy fanática de Elvis, pero me gusta mucho como a todos, porque ha sido uno de los más grandes. Cuando íbamos a empezar a filmar le pregunté a Armando qué canciones iba a tener la película, porque me parecía que eso iba a ser de lo más lindo porque John (Mc Inerny), que es el actor que hace el papel protagónico, canta increíble, se te pone la piel de gallina. Entonces cada escena en la que él canta es muy emotiva.
Adrián, que sí tiene mucha experiencia en cine, ¿te aportó algo?
No, nada (risas). En realidad, no le pregunté mucho tampoco. Le iba contando cómo era la experiencia y ni siquiera quiso ver la peli antes, la quiere ver en el estreno. Vio el tráiler y le pareció una belleza, porque se perciben una estética y un mundo muy atractivos.

¿Te pasó a vos alguna vez o viste a algún compañero al que le pasara esto que sucede en la película, de no poder sacarte al personaje? 

Esto de la peli es muy especial, porque es alguien que cree que es Elvis. Sí lo he visto en algunas personas y he trabajado con algunos dobles que el modo en que lo viven, si bien no es tan extremo como lo cuenta la película, es con mucha seriedad, con mucha convicción.
¡Son el personaje las 24 horas!
Sí. Sí. Todo el tiempo, y eso sí me llama mucho la atención. Es una realidad que existe para algunos.
¿Alguna vez quisiste ser otra persona, como pasa en el filme?
Supongo que tal vez en la niñez, pero siempre tuve una inquietud artística propia. Siempre que admiré a alguien, no quería ser esa persona; a lo sumo quería ser tan buena como ella.

¿Cuál es tu próximo proyecto? 
 Éste (dice señalando su panza de 7 meses y medio). Mi hija es el próximo proyecto más importante. En realidad, es el próximo proyecto y no tengo más.

¿Vas a abandonar un tiempo tu trabajo? 
Sí, sí. Todo. No sé cuánto tiempo porque nunca tuve un hijo y no sé cuánto voy a sentir que necesita mi hija o que yo necesito darle y estar totalmente desocupada. No sé cómo me va a pegar. No sé nada. Pero sí me planteé dejar todo por el año 2012. Voy a parir a fines de mayo o principios de junio y quiero estar todo 2012 viviendo mi maternidad.

¿Y ahora cómo lo vas viviendo?
Ahora es raro. Durante los tres primeros meses la pasé muy mal, realmente muy mal. Tuve muchas náuseas, mucho malestar las 24 horas. Fue agotador, llegó un momento en que preguntaba: "¿Cuándo voy a tener al menos un rato en el que me sienta bien? ¡Un rato!". Estaba trabajando y en esos tres primeros meses tuve que estar durante un mes en cama porque tenía pérdidas, tuve que dejar mi trabajo repentinamente y pilotearla. A su vez estar en cama, con pérdidas, quieta y sintiéndome mal. No eran sólo las pérdidas sino también las náuseas y los vómitos y todo. Así que esos tres meses… Además, las hormonas a mí me generaron un mal humor y un malestar, un odio por todo. La progesterona es una delincuente, es muy horrible y por las pérdidas te dan más progesterona todavía, entonces en un punto sos una loca hormonal. Pero a la mitad del cuarto mes ya me empezó a desaparecer todo eso y el segundo trimestre ya la estoy pasando muy bien.

Ahora te gusta. ¿Entonces ahora sí dirías que repetirías la experiencia?
No sé, porque esos tres meses fueron arduos.

¿Y te planteaste alguna vez cuántos hijos querés tener?
Yo creo que voy a tener ésta sola. Pero como en realidad nunca tuve un hijo, no sé. Todos te dicen que la evaluación viene después. Ahora es un embarazo y para el que ya tuvo un hijo, un embarazo tiene otra connotación, porque ya sabe lo que es tener un hijo. Pero para mí que no sé todavía, en el momento en que nazca y que me pase lo que me pase con ella, ahí siento que recién voy a poder decir si voy a querer tener otro o no. La verdad es que no sé todavía cómo me va a pegar.

¿Y cómo te imaginás como mamá?
Fantaseo de mil maneras. Me veo medio extremista. Pienso que voy a ser o muy relajada o muy loca, tipo "no toquen a mi hija". Me imagino cómo será mi Margarita, qué personalidad tendrá.

Vos ya lo conocés a Adrián como papá. ¿Qué te gustó de él en ese rol, que hizo que decidieras tener un hijo con ese hombre?
Es un padre muy amoroso con su hijo, muy cariñoso, muy ocupado de él. Todo el tiempo está pendiente de qué le pasa y cómo está. Los días que no está con él lo extraña, yo le veo la cara y me doy cuenta de que lo extraña a Toto. Si está unos días sin verlo, ya me doy cuenta de que le hace falta estar con él. Y eso que Toto ya es grande y tiene 13 años. Lo veo con mucho amor y muy relajado también, con bastante libertad.

¿No es un padre castrador?
No, para nada.

¿Vos te imaginás muy cuida?
No sé. Podría llegar a ser castradora o podría dejar que tome vino a los dos años (risas). La verdad es que no tengo ni idea.

¿Te preocupa, ahora que vas a traer un hijo al mundo, esta fama de ustedes que hace que los persigan los fotógrafos todo el tiempo?
Sí, ahora con el embarazo me daba cuenta de que por momentos me fastidiaba un poco. No sé, en el verano me sacaban doscientas fotos y yo me preguntaba cuántas fotos iguales necesitan, saliendo del mismo restaurante, con el mismo vestido. Además estaba fastidiosa, sentís que toda la ropa te queda mal, que usás siempre lo mismo y tenés menos paciencia, no tenés ganas de nada. Y por momentos pensaba que no la quiero ver a mi hija en todos lados, no quisiera que nos estén molestando a nosotros en la intimidad de la familia. Pero bueno, hasta que no suceda no me voy a ocupar, aunque supongo que mandaremos una carta a los medios para que no puedan mostrar a Margarita, porque si no todo queda muy libre y está en todas partes la cara de tu hija y ella no lo eligió. Yo supongo que eso es más que nada lo que me preocupa. Si después ella elige que quiere salir en las revistas, bueno.

¿Sufriste por los cambios corporales que implica el embarazo?
Sí, sí. Mucho no, porque mientras me sienta bien, la metamorfosis es una anécdota, pero me voy dando cuenta de cómo cambia todo el cuerpo, desde lo estético hasta lo interno. Tengo todos los órganos acá arriba. Por un lado es tan maravilloso y por el otro es tan bizarro todo lo que le pasa al cuerpo de la mujer que me sorprende. Yo estoy todos los días como expectante a ver qué me pasa hoy. Todo es rarísimo. Tenés que usar un número más de zapatos porque se te hinchan los pies y te aprietan. Son todas anécdotas, pero es increíble la metamorfosis. Yo pienso que hasta la que menos cambios tiene igual lo debe sentir, porque claramente adentro del organismo pasa de todo. Bueno, ¡ni hablar de que hay una persona creciendo acá adentro! Me parece rarísimo tener a una persona viviendo adentro (risas).

Todo este tiempo que no vas a trabajar y que te vas a dedicar a Margarita, ¿también te vas a dedicar a ser ama de casa?
No (y se ríe contundentemente).

¿No te llevás con ese rol?
No, para nada.

Pero tengo entendido que tu amiga Carla Peterson elogia cómo se come en tu casa.
Pero porque hay una señora que cocina en mi casa. Me gusta comer, me como todo, pero no cocino nada y sé hacerlo. Cuando vivía sola me cocinaba, pero no me gusta ni me interesa. Me gusta mucho comer y me gusta la gente que cocina rico. Y siempre hay alguien en casa que cocina rico, o voy a comer afuera o pido delivery, o me arreglo con cualquier cosa, pero soy cero ama de casa.

Y tampoco te lo exige Adrián.
No, por suerte no. Yo supongo que a él le encantaría que yo cocinara, pero ya me conoció así: bataclana, y bataclana moriré.

Para terminar, si Margarita se topa con esta revista dentro de 10 años, ¿qué te gustaría contarle?
Que la vi en una ecografía y estaba divina. Que estoy esperándola y que estoy muy feliz.